domingo, 7 de noviembre de 2010

Vampirsmo


Yo, en cambio, siento el orgullo del vampiro. Por ejemplo, durante años actué en literatura como un perfecto parásito. Posteriormente me fui liberando de mi atracción por la sangre de las obras ajenas y hasta, con la colaboración de éstas, me fui haciendo con un obra inconfundiblemente mía: discreta, de culto, medio oculta, tal vez excéntrica, pero que me pertenece y está muy alejada ya del uniformado ejército de lo idéntico. Con todo, paso temporadas en las que recaigo ligeramente en el vampirismo de antaño.

EL Mal de Montano
Enrique Vila-Matas

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