lunes, 29 de abril de 2013

El Cantante

Me dice Jesús Alvarez (Regidor de la Coqueta Radiocity Discos) que se le viene el primer Dylan (o Elvis)  a la cabeza. A mí se me viene Brian corriendo por la montaña, desesperado tratando de demostrar que no es ÉL.


El Cantante de Gospel trata de eso y de mucho más. Trata de saber quién somos, de remar contra esa corriente que nos arrastra hacia nuestro pasado, de Matar al Padre, de la Justicia y la Verdad, de las masas, del miedo a la libertad, de las bajas pasiones, del egoísmo. De no saber quién queremos ser. De la ignorancia y el fanatismo. De los Márgenes. De esos bordes fangosos que se hacen en los caminos más transitados

El debut de Harry Crews es apabullante. Un ejercicio de solidez. Una demostración de recursos. Un bello libro escrito y ambientado en medio de una sordidez poética, donde la lluvia no es más que barro y el amor un polvo en el asiento trasero del coche. La justicia el alivio a las bajas pasiones. Y los monstruos, los monstruos no son más que el reflejo en el espejo.

Urgente y necesaria: hágase un Favor: léela. 
(Si algún loco sigue el consejo anterior hágase otro favor: NO lea el prólogo. En todo caso puede hojearlo después de haber leído el libro)

jueves, 25 de abril de 2013

Confidentes

La noche era, si cabe, aún más turbia en el interior del bar. Estaba lleno de facciones endurecidas, fatigadas, surcadas por todo tipo de vicios. La ausencia de uno, dos, tres dientes una norma de los parroquianos. Los camareros tenían el tono percudido que da el abuso de la ginebra, del tabaco, de la ausencia de sol.



La lectura de Mátalos Suavemente de G.V. Higgins es comprender mejor muchas cosas que nos gustan. Es entrar en el Submundo del Hampa con sus códigos, costumbres y usos. Apodos e historias. De héroes caídos e intrépidos imbéciles que llenan los cementerios con su imprudente ansia de dinero. De putas expertas y botellas vacías. De veteranos caídos, de favores pendientes por cobrar. Una novela de acción, donde esta transcurre entre las líneas de diálogos brillantes. Donde las Jugadas siempre tienen segundas y terceras intenciones. Donde la vida es una partida de Billar y no somos más que meros espectadores que nunca podremos empuñar el taco.

Nadie hablaba en alto. Es más, nadie parecía hablar. Pero el rumor era constante, alto. Palabras sueltas volaban buscando oídos inquietos, cuellos que se giraban poseídos. Logramos pedir dos cocas. Nos sirvió dos Whiskys. Nos miró muy serio y añadió, aquí están sus coca-colas. Bebimos y hablamos muy bajo toda la noche.