lunes, 28 de abril de 2014

Habemus Papam

Una constante al abrir sus libros


Sus libros son grandes explosiones de ideas que pueden llegar a abrumar, aturdir y atontar a un lector como yo. Universo expansivo que se alimenta de libros no escritos y de libros ya escritos pero que son aumentados. Avance imparable. Blitzkrieg Continuado. Discos edición coleccionista, llenos de bonus tracks, versiones alternativas. Legos Literarios. Ficciones Mutantes que crecen y crecen en áreas 51's. 
Por suerte Fresán no es el único que puede aumentar y corregir. Siempre podemos volver a su lectura. En condición de mejor lector, un lector aumentado, un lector corregido.



"No está siendo sencillo este cónclave, no hay candidatos claros, son todos demasiados viejos y abundan los rumores catastróficos. Un novicio le comentó hace unas horas al Cazador de Santos que días atrás se había elegido a Mariano Magdaleno Mantra, un cardenal criado en las filas de los Legionarios de Cristo, hijo de un extinta y poderosa familia del apocalíptico D.F. pero algo extraño había sucedido, el éxtasis del nombramiento papal le había hecho perder la razón y ahí mismo, en la Capilla Sixtina, proclamo que su primera medida sería mudar la Santa Sede a Venecia - "esta que camina sobre las aguas" precisó-; y que, al ser interrogado con el nombre con el que se autobautizaría como nuevo Sumo Pontífice, su pública personalidad secreta de sacro superhéroe, Mantra respondió con una sonrisa beatífica: Jesús II. El novicio agregó que alguien le había contado a alguien que, entonces, los cardenales comprendieron que la elección no era buena y que de inmediato mataron a golpes y patadas al mexicano. Puede ser. Quién sabe. La historia de la Iglesia esta llena de historias así. Amén." 

Vidas de santos
Rodrigo Fresán

viernes, 25 de abril de 2014

Fargo

Una de las pocas cosas buenas (tal vez la única) de la muerte de Gandolfini fue la de erradicar la idea de una posible película que finalizara Los Soprano. ¿Cómo meter cientos de horas, tramas y personajes en un película? Al fin de cuentas una película no es más que un capítulo largo. Y los fans queremos temporadas enteras, maratones catódicas, morir de sobredosis. 


Otra cosa muy distinta es el camino contrario. Películas que querían reventar el corse del metraje, del cubo de palomitas. Universos apenas explorados de los cuales solo sabemos que queremos conocer más, enviar sondas, misiones tripuladas. Algunas por excesivas: Gans of New York necesitaría cientos de horas para situar a los personajes (y sobretodo a los televidentes) adecuadamente. Otras por mínimas: Fargo.

En medio de la nada puede suceder de todo. Un pueblo sepultado por toneladas de nieve. Donde lo anodino es norma y la vida es solo un trámite entre hipoteca y jubilación. Dicen que lo Universal no es más que la Esencia de lo Particular. Al fin de cuentas todos somos iguales ¿no? estamos sometidos a las mismas pasiones, los mismos miedos, las mismas alegrías. 


¿Hasta dónde se puede expandir La Historia Basada en Hechos Reales situada en Minesota en 1996? ¿Por qué si las dos historias son ciertas no son iguales? 

Tiene una pinta bárbara (tras haber visto los dos primeros capítulos) y un reparto exagerado. Sólo nos queda saber hasta donde se puede Aumentar y Corregir la Realidad...

miércoles, 23 de abril de 2014

La Clave

En un día como hoy, día destacado, en el que el Noble Arte de regalar libros (siempre queriendo agradar, siempre queriendo influir, siempre queriendo infectar) toma especial protagonismo, me gustaría traer unas palabras de José Emilio Pacheco


"Lo compré hace más de 15 años. Pospuse la lectura para un momento que no llego jamás. Moriré sin haberlo leído. Y en sus páginas estaba el secreto, la clave" 

Libros que permanecerán intonsos, ajenos a la alegría que quisimos compartir. Amarillearan sus ideas con el peso del polvo. Y sin embargo esperaran tranquilos, ellos tienen la eternidad. 

domingo, 20 de abril de 2014

Americano

Existe un punto, pequeño y difuso, un puntito, en donde ya no se puede mirar atrás. El horizonte ha desaparecido del retrovisor. Las nubes se han movido de sitio. Comprobamos todo aquello que nos contaron sobre la Redondez de la Tierra y lo de No Bañarse dos veces en el Mismo Río* es cierto. Nos hallamos ante una nueva perspectiva en donde la X y la Y tienen unos valores distintos y las ecuaciones aprendidas en la escuela se vacían de sentido. Un nuevo escenario, una nueva tramoya. En definitiva un nuevo Yo, un narrador distinto. 



The Americans ha ido cediendo espacio a la trepidante acción que cualquier serie de espías exige (encuentros debajo del puente, bigotes falsos, sexo interrogador, inyecciones de Polonio, agentes dobles, agentes triples, burocracia mastodóntica, engaños y desengaños) para ubicarse en un terreno mucho más fértil para la trama. Nuestros protagonistas se ven en algo más que disparar y correr, en copiar y matar. Estos espías no son más que burdos peleles zarandeados por el Tío Tom o la Madre Rusia. En su humanidad no son ajenos al deber, al amor, a la familia, a la patria: pulsiones que zarandean a nuestros agentes, a sus matrimonios, a sus amoríos. Y nosotros en primera fila.  

Decimos SI. O mejor Da.

*Bien apunta Monterroso a la posibilidad de un rápido jinete que sea capaz de bañarse exactamente en la misma agua del río. Teoría graciosa pero disparatada según ha demostrado el estudio Desalius sobre el agua y los cauces pantanosos de la memoria (editorial Corpore Sano, Palma 1987) 

miércoles, 16 de abril de 2014

Casi Noventa

Al acabarse el año 2013 empecé a añorar el año 1989. 
No fue instantáneo, no, no me llego con la última uva, ni en mitad del beso atropellado con sabor a cava que nos dimos con las campanadas de fondo. Me fue llegando de a poquitos, como un leve rumor de marea que deja su huella en la arena, espuma que marca las rocas, incansable, una y otra vez, bajo la azulada inmensidad del cielo, bajo la oscuridad iluminada de la noche. 
Empecé a sentir la presencia de esos recuerdos (¿o eran invenciones mías?) cada vez más, con mayor intensidad. De día creía ver señales en cualquier sitio, en un corte de pelo, en una canción; y de noche la cama se llenaba de saltos temporales. Cuando por fin cerraba los ojos (escuchaba el crujido, de hojas que se quiebran al ser pisadas, al bajar los párpados) volvía al ochenta y nueve, onírico y extraño; pero real, como esos sueños donde nadas y al despertar estás empapado de orina. 
¿Cómo puede añorarse algo de lo que no se tiene recuerdo? ¿Cómo puedes extrañar lo que nunca fue habitual? Me preguntaba yo, con ese toque de melodrama, de telenovela que tanto te gusta de mí. ¿Cómo puedo estar en 1989? Y tú me decías que no, que por ejemplo el mundial del 90 ya había pasado, que Alemania lo gano. Y yo abría los ojos y decía que siempre están los mismos jugando las finales. Y seguías leyendo la información que venía en la wikipedia. Y yo te escuchaba atento. Y tú te reías con la fuerza de la inconsciencia. Y yo me sabía bajando descontrolado por la colina, sin posibilidad de aferrarme a una roca, a una rama, para evitar la caída. 

Casi Noventa
Huber Moisa

lunes, 14 de abril de 2014

Salinger

El escritor Marco Antonio Palacios nos daba las claves del éxito en la literatura. Y nos hablaba claramente de los beneficios (esa columna de opinión semanal, esa columna como gran reconocimiento, como Fin Máximo). Desafortunadamente el señor Salinger ya era mayorcito para haberle hecho caso. 


Salinger, Salinger, Salinger. El ermitaño del bunker. El cascarrabias del paraguas. El Bartleby. El joven prodigioso que escribió El guardián entre el Centeno en medio de la guerra. El amante de las jovencitas. El Peter Pan putero. El padre nefasto. El hijo de puta que no siguió publicando a pesar de que todos los necesitamos.  
Mucha luz aporta el documental SALINGER 
Salinger

*Aquellos que escriben la historia están condenados a no vivir la suya* (Huber Moisa) 

viernes, 4 de abril de 2014

Simonal

A veces los muertos llegan a serlo por si mismos, pues la gente se muere, y otras veces nos toca poner al muerto, pues a la gente la matamos. Sirven estos cadáveres para expiar nuestras culpas, para henchirnos ante nuestra propia grandeza, para ser parte de la Historia, para confirmarnos en nuestras sospechas: somos los parte de algo grande, de algo bueno. Ilusos de nosotros al querer ser parte de un Momento Estelar de la Humanidad. 

Ante el muerto que se muere solito no nos queda más que decir que era el mejor y que nosotros somos los mejores al reconocer su gran valía. Engordamos nuestro Ego con aire de cierto aroma dulzón, que es el que desprenden los muertos antes de pudrirse. Sus efectos son solo imaginarios, como la anorexia. Se entona un yo-estuve-ahí que viene a ser rematado con un selfie a los pies del ataúd (Para más información véase el estudio Favores a la patria desde el Féretro de P. Sánchez) 


Ante el muerto que matamos entre todos no nos queda decir que era lo mejor y que nosotros somos los mejores al matarlo. Limpiamos nuestra conciencia señalando. Dedos que tras acusar nos sirven para peinarnos, para vernos guapos. Respiramos aliviados, exhalando un aire de cierto aroma dulzón, tras la faena realizada. La turba nos da impunidad y la turba nos alienta a seguir, como una hidra mitológica de mil cabezas. (Para más información véase la Historia de Wilson Simonal* de Valdemar Henriques) 

Original de Jorge Ben y llevada hasta el Olimpo por el amigo Simonal

*Al estar descatalogada nos permitimos un breve resumen: Cantante más popular de Brasil en los años 60; ídolo televisivo; estafado por su representante; recurre al oscuro Departamento de Orden Politico y Social DOPS; su representante bajo tortura confiesa el robo; Simonal esta presente; días después el inspector Borges lo acusa sin pruebas de ser informante para el DOPS; su suerte esta echada; ostracismo; ruptura de contratos; alcoholismo; muerte. Brasil aliviada. Los generales podían seguir en el poder. Seguían siendo tricampeones mundiales.