miércoles, 24 de julio de 2013

Arte Moderno

Ante la incredulidad de sus tías, primas y vecinos, la Junta le concedió una subvención para llevar a cabo, lo que el mismo definía como la Brutalización del Capitalismo. Aquel acto fundacional y reaccionario inauguraría, pensaba el artista, una nueva etapa histórica: el Consumismo Sentimental. (Todos los estudios posteriores descubrían como estos novedosos conceptos no eran más que actualizaciones semánticas de las ideas de Alfred Witsek y la comuna del 84)   

La obsesiva lectura de biografías lo llevo a la conclusión de que entre más admiraba al protagonista del libro, generalmente pintores, más interesante era su vida (aunque también ampliaba el espectro a políticos y árbitros de fútbol). Como él mismo era el material de trabajo podría llevarla a cabo, pensó y dejo escrito en su solicitud de subvención. Su gran obra inconclusa y fuente de frustración, mi ballena blanca, solía decir, era un cubo de mil ciento treinta y dos kilos de cocaína que debía exponerse en la plaza mayor de Salamanca. La falta de presupuesto y la "inoperancia de la casta política" fue lo que impidió llevarla a cabo.

Así pues, Néstor Osvaldo Garcimendi recibió ciento cuarenta mil euros para recrear La Vida Desaforada, "que la publicidad y el lobby judío quieren imponernos" (el entrecomillado era el subtítulo original. Fue retirado por misteriosas presiones). Grabaría su progresivo deterioro físico y mental al abandonar sus costumbres "ascéticas y cristianas". Si la vida es una gran obra mi gran obra será mi vida, es el título de un poema-río de ciento catorce versos alejandrinos que el mismo Néstor dejo como guía para futuros biógrafos y discípulos.   

El resultado lo pueden encontrar sin dificultad en los vídeos de youtube que él mismo sube. Aunque soporíferos no están exentos de humor, sobretodo en lo tratante a la utilización de las nuevas tecnologías en el fútbol. 

martes, 16 de julio de 2013

Extraño

El problema que tengo con Todo lo que una tarde murió con las bicicletas de Llucia Ramis es que leí la contraportada. Un error de principiante y por el cuál es justo que sea castigado. 
El libro nos lo presentan como el retorno de una treintañera exitosa y brillante al hogar materno al quedarse en el paro. Indagar en su pasado para preguntarse por lo que la vida le había prometido....


Esperábamos encontrarnos ante un Angry Young Women, una voz dispuesta a desgañitarse, a reventar tímpanos. Pero no.

Desde el primer momento la visión de la protagonista sobre su presente y su futuro es inexistente. Bucea en un esplendoroso pasado familiar (historias románticas, abuelas adelantadas a su época, madres maravillosas, casas hermosas) y en la paulatina decadencia económica familiar. Como en todas las familias los secretos laten, aguardan tranquilos a ser rescatados para cuando ya no duelan. Y en ese registro se mueve muy bien Ramis, en el del pasado, en el de la reconstrucción

Como libro de memorias, funciona muy bien. Como crónica generacional, nunca. 

*En el extraño prólogo (uno de esos donde el que lo escribe se afana en demostrar conexiones intelectuales y decir que él sabe mucho) que firma el también Palmesano Llop, afirma que este es uno de los pocos libros de esta generación donde No se encuentra la huella de Bolaño. Lo dicho, un prólogo extraño.  

jueves, 11 de julio de 2013

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Probablemente ustedes también conozcan a algunos de esos, ejem, fornidos, resabiados y todavía juveniles cuarentones que insisten en contarle cosas a uno de su "época". Partidos épicos, hazañas inverosímiles, retrasmisiones transoceánicas, encestadores voraces, apellidos impronunciables. Da igual quién cuente las historias, las batallitas, siempre aparecerá, todos dirán Yugolasvia.



Soñé con elefantes de Ivica Djikic nos sitúa en el lejano y extraño reino de Croacia. Donde un pasado reciente muy doloroso ha dado paso a la corrupción y la barbarie.  Una extraña mezcla de afán civilizatorio y actualizada Ley del Talión, han llevado a sus habitantes a mirar siempre para otro lado, a no saber. A hacer constantemente cuentas no ya de lo que pueden ganar, si no de aquello que pueden perder. Croacia/Yugoslavia es tan irreal, tan lejana:

"En este país siempre existe un motivo secreto, sucio o bajo para hacer el bien. ¿Por qué este hace esto? Nadie hace nada llevado por motivos generosos o sinceros. Siempre resulta que uno es el primo o el padrino, siempre se trata de fastidiar a alguien, abierta o solapadamente. Siempre resulta que eran compañeros de colegio, o que sus padres iba juntos a bailar, siempre se trata de devolver el favor, las viejas deudas, el dinero, la vanidad, la revancha, la envidia "    


La historia se escribe todos los días, es una de esas frases contundentes y siempre ciertas. Pero es aún más lapidaria, cierta y cortante es esta otra, la historia la borran todos los días. 
Sin duda la palabra Yugoslavia también aparecerá en mis historias de cuarentón.