jueves, 28 de febrero de 2013

Treinta y Cinco

 - No soy muy partidario de la nostalgia. Soy de carácter frágil y de lágrima resbaladiza. Es mejor no ponerse a pensar en güevonadas así porque eso lo vuelve a uno loco. La vaina es complicada, sobretodo cuando el frío asalta a traición y la plata solo alcanza para comprar pasta y salsa de tomate Orlando. Por eso no me junto con gente de la tierrita. Todo esto y más me decía.

A ritmo de salsa y vallenato y el run-run del algo-va-a-pasar las casi 500 páginas se pasan volando. Un repaso por los últimos años del siglo XX en Colombia. Un repaso que no puede ser más que brutal, despiadado, sin sentido, violento. Violencia sin tregua. La Violencia como eje, como vertebrador de la todo un país. Violencia como motor. 
Y sin embargo la gente ríe, se emborracha, la gente baila, se droga, culea. La pasa bueno. 

 Privilegiada Vista del Madrileño Loft de Duque de Pastrana

Nos acostumbramos a todo. 
Perdimos la capacidad de asombro.
Señalamos a las víctimas como culpables. (Dio Papaya, es la frase más que resume la Locura en la que se sumergió el País)  
La historia de Colombia es difícil de explicar y más de creer. Es imposible piensa uno. Y sin embargo paso. O incluso algo peor, pero por suerte uno no se entera de todo. 
35 Muertos me cogió y ya no pude zafarme. 
Como buena pareja de baile me tuvo dando vueltas toda la noche. Gozándola.


 - Se levanto, dejandome con la palabra en la boca, y con esa sabrosura violenta que da el aguardiente, le tiró una puñalada. Como si estuviera bailando. Vi como la hoja se doblo y no se le hundió en el pecho. Pero si lo corto. Y la sangre, ya se sabe, escandaliza. Empezaron los gritos y los empujones. Los puñetazos al aire y las amenazas. Al final encerraron a uno en la cocina. Pasaron esos minutos, que convienen en llamar la calma tensa, y llego el Samur.
Lo bueno es que el man tiene plata, oí que decía mi compañero de piso, cuando se llevaban al otro en la ambulancia. Al final arreglan, sentenció el hermano del apuñalado.

jueves, 21 de febrero de 2013

Percival Everett

Una vez finalizada la presentación y con el valor infundido por el vino, me dispuse a explicarle mi Famosa Teoría de los Nudos a Percival Everett. La teoría en sí, no es complicada*. Pero mi evidente azoramiento por la Magnitud del Personaje, mi mal calculado estado de embriaguez y mi nulo conocimiento del inglés me hicieron quedar como un imbécil superior. Everett, que parecía buena gente, decidió destruirme. Dijo algo así como "soooo, yurr a braiterr" que un espontáneo, en vista de mi silencio, me tradujo por un, que pregunta que si eres escritor. 

*Siendo más exactos, la Famosa Teoría no es nada, no son más que pajillas intelectuales que en momentos de lucidez etílica he ido elaborando a lo largo de miles de trayecto en metro y autobús y que no me han llevado a ningún sitio y ni siquiera me han servido para ligar.


Yo no soy Sidney Poitier es todo aquello que se supone que debe ser: divertido, absurdo, formativo, experimental y muy bueno. La identidad o lo que los otros esperan que seamos es el tema fundamental en torno al cual gravita la novela. La negritud, el dinero y la literatura también se dejan caer por sus páginas (al igual que en la también sensacional "X"). Tanto el Percival Everett que escribe los libros como el que sale en ellos, se ha convertido en un Imprescindible de este Blog.

Ahora es cuando todo se vuelve extraño y excesivamente literario: como Percival me había dado duro y herido mis sentimientos con sus preguntas descarnadas, decidí contraatacar. Aquí debería escribir lo que sucedió. Pero resulta que lo que sucedió ya lo había escrito él 

" Ted miró fijamente a Everett.
- Percival Everett. ¿No escribió usted el libro titulado X?
Everett asintió.
- No me gustó - dijo Ted.
- Ni a mí - dijo Everett-. No me gustó escribirlo y no me gustó cuando estuvo acabado.
- Sin embargo, me encanto la novela dentro de la novela. Esa historia me pareció realmente fascinante. Ya sabe, como la vida misma.
- Ya he oído ese comentario."

Yo no soy Sidney Poitier
Percival Everett
Blackie Books

miércoles, 20 de febrero de 2013

Punto de No Retorno

Una vez conocí a un tipo que había vivido en Ciudad del Cabo ("Queip Tounnn" decía con ese acento de borracho estando sobrio que tanto me gusta). Leí "Desgracia" de Coetzee. El único jugador blanco de los Surafricanos en el Mundial del 98 (un central bastante paquete, por cierto). Bryan Habana. John Carlin y la almibarada y mesiánica "El Factor Humano". España ganado el mundial de fútbol. Las putas vuvuzelas. Pistorius y sus prótesis. El éxito de Rodríguez. Y Mandela, claro. Poco más acerca de Suráfrica.

 Foto cortesía de C.M.F.

Una Suráfrica despiadada y malsana. Estratificada y parcelada. Una población llena de rencores y desconfianza y que sin el tutelaje de Mandela se empieza a agrietar. Donde el sida, las pistolas, el crack y la ignorancia se mezclan. Roger Smith no da tregua, no hace guiños. Muestra la putrefacción y descomposición de una sociedad. En determinado momento se advierte en los ojos de los protagonistas que han alcanzado el "punto de no retorno" donde se quedan vacíos, donde todo da igual, donde solo la muerte puede ser el resultado. Tras la lectura de Diablos de Polvo nos quedamos con la sensación de que Suráfrica entera esta en el Punto de No Retorno.

Recomendada para todos aquellos que les gusta la novela negra, tienen el estómago bien asentado y no se encariñan con los personajes.

martes, 19 de febrero de 2013

Hemática

Crímenes y Culpa, aunque los leí en orden inverso, son las dos primeras obras de Ferdinand Von Schirach un abogado al que suponemos gran prestigio, trajes caros, zapatos a medida y buen gusto con el vino. Pequeñas historias donde aquello que llaman la condición humana se refleja, donde descubrimos que la diferencia entre los culpables y los inocentes se separa por una coma, un espacio en blanco o sencillamente un destello de sol. (y no se olviden de un Buen Abogado, Claro!)


Decía un profesor que tuve que la única diferencia entre un preso y él, era que a él no lo habían pillado todavía. Parecía un chiste y nos reíamos.

Recomendado para aquellos que disfrutan de la novela negra, de la literatura hemática y de las historias cortas (De hecho ese es su (bendito) único problema). De las soluciones ingeniosas y que no sufren por saber al culpable en libertad.

jueves, 14 de febrero de 2013

Salimos!

Aquella locura de los Momentos Históricos confundió a mucha gente. A lo que sí se ha podido llegar, establecer consenso, es en la importancia que tuvieron las cámaras digitales en el proceso. Y más aún cuando se integraron en los teléfonos móviles. Un cambio gradual, imperceptible en su día a día. La palabra, el adjetivo, Histórico se sacudió el polvo que la pomposidad académica le había hecho acumular sobre sus hombros. Bajo a la calle o lo que en esta historia es lo mismo, se subió a La Red.


Saliendo de la estación de Atocha pertenece a esa categoría de libros que escritos desde la cercanía que da la residencia y le lejanía que da la procedencia logran captar el espíritu de un momento, la esencia de un instante, la fotografía bien enfocada y como diría Capa, lo suficientemente cerca.

Con la farsa, los miedos, las inseguridades, con la ventaja de estar de paso y de no tener pasado, el protagonista nos cuenta su día a día en Madrid de comienzos de siglo. Esa ciudad en constante erupción, mareada por el cambio de moneda y donde pronto unos vagones estallarían, situándonos en el centro de la Historia. Haciéndonos participes, protagonistas.



El primer síntoma fue lo de los eclipses. Cada dos o tres semanas se publicitaban en los medios, complicadas alineaciones planetarías que no se producían hace cientos de años. Luego fue con los máximos históricos de temperatura. Con las lluvias. Con la sequía. Todo era Lo Máximo Nunca Registrado. Las reuniones de presidentes pasaron a ser Vitales, Urgentes. Acuerdos Históricos, publicaban. Hasta aquí fuimos más o menos bien.

Los grupos, en su mayoría cosas desfasadas y que ya tuvieron su momento, se reunían. Y todos los asistentes lo calificaban como histórico y subían miles de fotos a la Red. Partidos de fútbol, despedidas de soltera, finales de curso, comienzos de curso. Todo paso a ser Histórico, memorable, único. Que lío ser Historiador en el Siglo XXI