viernes, 14 de noviembre de 2014

Donovan, Los.

Afortunadamente todo salió bien. Desafortunadamente nunca sabremos cual hubiera sido el resultado de la idea original que tenía David Chase para Los Soprano. Tony vs Livia. Madre e Hijo iban a encontrarse en la corte: Livia con esos olvidos (in)voluntarios, Tony lleno de rabia, el capo luchando por controlar a su banda, su madre luchando por controlar a su hijo. El juicio, es lícito imaginarlo, hubiese sido épico. Y la serie otra. 

La abuela de Caperucita no es

Empecé a ver Ray Donovan con la esperanza de ver a un macarra rompehuesos, de actitud chulesca, aficionado al putiferio y como mínimo borracho. Casi todas estas expectativas fueron cumplidas con creces. Pero afortunadamente la serie se llama Donovan, no Ray, Y Donovan hay, al menos, siete vivos y una muerta. Y la serie ha pivotado hacia estas relaciones (y vaya relaciones!) hermanos, hijos, abuelo, padre. Por si fuera poco, lo sitúan todo en el mundo glamouroso de hollywood, el mundo del hampa discográfico del hiphop, los sudorosos gimnasios de boxeo, la iglesia católica más sórdida, el FBI más perro y obviamente, los gánsters. Todo bajo el velo de la gracia lisérgica de un magistral Jhon Voight.

Dale Jhon, Sal a Bailar, que tu lo haces Fenomenal! 
Daleee!

martes, 11 de noviembre de 2014

Un Millar

Me contaron, y así lo creí durante muchos años, que Pele había matado a La Araña Negra de un balonazo en la cabeza. Había sido durante un partido de selecciones, cuando Pele disparo a puerta, creo que fue una chilena o tal vez en el lanzamiento de un penalti, y el balón impacto en la cabeza de Yashin. Por supuesto que no fue gol, eso hacía aún más grande la leyenda del portero ruso y por ende de Marcos Coll que unos años antes le había marcado un gol olímpico durante el transcurso del mundial de Chile. Una vez desviado el balón, cumplida su misión, la portería a cero, el soviético se desplomo para nunca volver a levantarse
Un tribunal condeno a Pele por homicidio involuntario. Estaba claro que el astro brasileño no cumpliría su condena en prisión, me dijeron. Las presiones eran muy grandes, recuerde que el presidente de la Fifa era brasilero, ese mafioso apellidado Havelange. La pena que le impusieron, y esto cuando lo pensé con el tiempo, es decir, años después de dar por completamente válida esta historia, era muy absurdo, su condena era patear un millar de cocos descalzo. Un millar de cocos descalzo, increíble. Esta condena, que Pele cumplio sin protestar y demostrando ejemplaridad, le sirvió como entrenamiento y método de mejora. Volvió para liderar a la fabulosa selección del 70 que gano en México y se quedo para siempre con la copa Jules Rimet.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Lluvia. Cae.

Lo primero que había que hacer era correr a cerrar las ventanas de arriba, de las habitaciones, para evitar que se mojarán las cortinas, los velos. Luego ya podíamos hacer lo que quisiéramos. Y siempre queríamos ir al comedor, al comedor pequeño, de paredes y suelo de piedra y lo importante, techo de cristal. Aquello era mágico: el cielo tornaba oscuro ("como un pulmón que flotase en una bañera llena de tinta negra"), el repiqueteo iba creciendo sin ritmo ni orden hasta que nuestras voces quedaban ahogadas. A veces la oscuridad era tal que teníamos que encender las luces. Y en otras el ruido era tal que poníamos la música a todo volumen y a duras penas la oíamos. Aquella lluvia nos volvía locos. 


Dura es la lluvia que cae de Don Carpenter es una novela bestial, de castigo y de odio, de gente que esta jodida sin saber porque, de gente que quiera joderse sin saber porque, de billares y borracheras, de romperse el lomo, de romperle el lomo, de la cárcel y del amor, del sistema judicial, del crecimiento humano, de la reflexión y de la acción. Es una novela Magistral de leer una y otra vez, de crecer con Jack, de hacernos sus mismas preguntas, sus mismas lecturas, de querer aconsejarle, de jodernos con él.  

Absolutamente Salvaje