Una vez conocí a un tipo que había vivido en Ciudad del Cabo ("Queip Tounnn" decía con ese acento de borracho estando sobrio que tanto me gusta). Leí "Desgracia" de Coetzee. El único jugador blanco de los Surafricanos en el Mundial del 98 (un central bastante paquete, por cierto). Bryan Habana. John Carlin y la almibarada y mesiánica "El Factor Humano". España ganado el mundial de fútbol. Las putas vuvuzelas. Pistorius y sus prótesis. El éxito de Rodríguez. Y Mandela, claro. Poco más acerca de Suráfrica.
Foto cortesía de C.M.F.
Una Suráfrica despiadada y malsana. Estratificada y parcelada. Una población llena de rencores y desconfianza y que sin el tutelaje de Mandela se empieza a agrietar. Donde el sida, las pistolas, el crack y la ignorancia se mezclan. Roger Smith no da tregua, no hace guiños. Muestra la putrefacción y descomposición de una sociedad. En determinado momento se advierte en los ojos de los protagonistas que han alcanzado el "punto de no retorno" donde se quedan vacíos, donde todo da igual, donde solo la muerte puede ser el resultado. Tras la lectura de Diablos de Polvo nos quedamos con la sensación de que Suráfrica entera esta en el Punto de No Retorno.
Recomendada para todos aquellos que les gusta la novela negra, tienen el estómago bien asentado y no se encariñan con los personajes.
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