sábado, 31 de mayo de 2014

Limbo

Fui a la presentación del Libro con la vaga esperanza de beber y comer algo de gañote. También por escuchar al autor de una novela que pasee orgulloso en mis días de universitario (libro perdido para mi biblioteca por obra y gracia de un amorío breve y mal entendido. Libro que se fue al Limbo). No hay rastro de canapés y mucho menos de priva. La librería esta a reventar y al parecer todos se conocen entre sí. Tercios de Mahou a dos cincuenta así que tengo para tres, calculo. Hay dos presentadores, el primero es gracioso y parece que se ha leído el libro, y el segundo solo sabe que admira mucho al autor y se le nota que no  ha leído el libro. 

Llegan las preguntas y nadie habla. Los presentadores acuden al rescate. Ya saben que preguntas fueron, de esas que ya llevaban la respuesta. Charlan un poco, ríen. Alguien hace la primera pregunta, cae la segunda, esto se anima. Una chica le pregunta por sus hábitos alimenticios. Yo voy por la segunda cerveza. La misma chica le pregunta como se le ocurrió, como nació en él la idea de ese libro, de escribirlo.

Entonces dice él, que bueno, que se encontraba en Guatemala presentando su anterior libro, que hay que ver lo raro que son los guatemaltecos, porque llaman a la capital diciéndole la City (pronuncia en inglés diciendo algo así como "la ciri") y lo hace todo el mundo; bueno pues estaba por la noche en mi habitación de hotel, cansando, agotado por la multitud de entrevistas, a lo que había que sumar el jetlag (vuelve a pronunciar en inglés) y que estaba comiendo techo, cansado y aburrido pero sin poder dormir; así que aburrido, abrí el cajón y encontré la Biblia y me puse a hojearla y me di cuenta de que en toda la Biblia no había alusión a ruidos o música y que claro, que hay estaba el germen de todo, lógicamente.

Me levante por la tercera cerveza sabiendo que no iba a volver a mi sitio. Antes de salir de la librería me mira el dueño. Ladeé la cabeza como diciéndole que quién coño es capaz de leerse la biblia entera en una noche de cansancio y jetlag; quién coño viaja a La City sin un libro que leer, sin un Ipad, un móvil; ¿qué Joven Escritor Abanderado de la Modernidad haría eso? Él ladeo la cabeza también, como si me hubiese robado el pensamiento.

Me fui hasta casa con mi litro de Mahou en el pecho pensando en todas las preguntas mentirosas que me hago, en todas las preguntas que ya llevan la respuesta. 

(y ese libro que se fue al Limbo y del que hable al comienzo ¿qué pasó con él? ¿dónde estará? ¿por qué lo nombro si no tiene importancia en el relato?)

No hay comentarios: