miércoles, 26 de marzo de 2014

Perdiditos

A raíz de los acontecimientos relacionados con el vuelo 815 de Oceanic Airlines y la implatación del protocolo de actuación ISO-9005, las nuevas mesas de radar XZ-01 y la geolocalización por radar se creía superado un problema tan sencillo como el perder un avión. Pero se pierden.
En plena fiebre tecnológica, justo antes de que los autos de The Jetsons se empezarán a comercializar, e inspirados con seguridad en el buen resultado que el chip perruno había arrojado a comienzos del siglo, miles de humanos se lanzaron a implantarse plaquitas de silicio con una única finalidad: no perderse. Pero se perdieron.


La reconstrucción del Pasado (territorio mítico, indetectable, isla en movimiento) es un ejercicio de Fe no muy lejano a pedirle abundancia de dinero a San Pancracio. De un gris espeso, el pasado no solo se mueve si no que se compone de una mezcla brumosa de sentimientos y negación del horrible Yo que fuimos, impenetrable a ojos del que recuerda. Necesitamos de un ojo ajeno, un satélite que haya girado en torno a nosotros, un gps sentimental. Y así y todo: a saber.


¿Puedo contarle mi vida? No. Tengo que pedirle a ella que me la cuente, mi vida, mi vida. 

El alma del controlador aéreo 
Justo Navarro

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