El primer recuerdo que tengo de Diomedes Díaz es una noticia: se había puesto un diamante en el diente. A mí, que debía andar por los ocho años, me pareció una solución magnífica, no habría trozo de carne dura nunca más, no habría chicharrón que resistiese una tarascada diamantina, pensé imaginando un humano de nueva generación, una super raza de dientes cristalinos. La limpieza ya sería otro cantar, los restos de comida se notarían más y necesitaría pasarse un paño para secarlo bien. De todas estas elucubraciones me saco la burda realidad, aquel diamante no era más que adorno, algo puramente ornamental, un gesto vanidoso de un cantante que empezaba a enloquecer.
En la eterna parranda (sensacional título!) encontramos en uno de sus apartados la estrambótica y alucinada vida, el auge y caída, de Diomedes Diaz (sensacional nombre!) de la mano de Alberto Salcedo Ramos. Un "asomarse al lado salvaje" estas crónicas, palabrita de Pesquisas.
2 comentarios:
Buenos días Señor Azul,
digamos que encontré tu blog por casualidad, o mejor dicho, lo encontró mi chico que a veces me busca cosas de Bolaño, para calmar mi sed de éste último.
Te escribo para felicitarte, para darte la enhorabuena por tus lecturas, por tus elecciones/gustos, son fantásticos. La sinagoga de los iconoclastas, La literatura portátil, los detectives salvajes,casi todo Bolaño, el señor Cortázar,..ocupan los escalones más altos de mi lista personal de libros y autores favoritos!!!
Si te parece me voy a quedar un ratito por aquí, a chafardear y descubrir nuevas lecturas.
Un saludo!!!
Mireia
Muchas gracias Mireia!
Bienvenida por aquí y gracias por comentar
Abrazos
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