Los fanáticos del insulto hemos convertido en nuestro patrón, en esa luz que brilla en la oscuridad, al auténtico paladin del insulto, el gran Capitán Haddock. No repetiré, básicamente porque es muy fácil de encontrar todos los insultos suyos en interneee, pero recomiendo su lectura como fuente de entretenimiento e inspiración.
Por último quiero agradecer al individuo que en el bar (yo estaba leyendo el Marca, off course) decidió dar por zanjada la discusión con su oponente, discusión que alternaba entre el Alakrana y el niño obeso-gitano-gallego, profiriendo con la voz cascada y no sin cierta chulería, un sonoro "quieres callarte ya, mascaflanes" que genero el jolgorío general y le otorgo sin ninguna duda la victoria argumental e intelectual, y de paso a mi me hizo reir todo, todito el día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario