lunes, 7 de septiembre de 2009

5 de Septiembre

Como olvidarme de aquel día. Pequeño era, e iluso claro. Todavía no era un adolescente, creo, no sentía picores ni frescores. Vivía en el momento. Creía, ¿y por qué no?, que la vida sería igual, forever and ever.
Ese día país entro en un estado de extasis colectivo, de felicidad suprema, felicidad que en ciertos países deriva hacia balazos, peleas y atropellos. "Orgullo patrio" se escuchaba a todo trapo por los altavoces, por la televisión y los más iniciaban cánticos tribales prontamente seguidos de himnos futboleros para terminar en injuriosos alegatos contra los otros, contra los vencidos, los orgullosos, los que siempre están arriba aunque vivan abajo en el continente.
Maradona, dios doméstico y profano, drogadicto impenintente y compulsivo mentiroso, avivaba a los suyos. Mis compañeras de clase elogiaban a los jugadores argentinos, guapos, esbeltos, millonarios. Los expertos en el arte del fútbol profetizaban una goleada.
Gano Colombia por 5 goles a 0 en la que no solo era la primera derrota en toda la historia de Argentina como local si no que se convirtio en unade las mayores hazañas deportivas de todos los tiempos.Yo era joven, tal vez demasiado, y no disfrute como disfrutaron otros porque creía que eso repetiría una y otra vez.

1 comentario:

Uqbar dijo...

Durante mucho tiempo, nosotros ni siquiera podíamos tener nostalgia de la victoria frente a la "pérfida Albión". Zarra era demasiado viejo cuando yo era demasiado jóven, lo malo del fútbol es que por grande que sea el fracaso, siempre te hace seguir esperando. Si la fé que ponemos en la pelota la pusieramos en otras cosas...