Dificil es alcanzar, por no decir imposible, la velocidad que llega a desarrollar la Espiral de la Violencia. Y por si fuera poco, esa velocidad, es incontrolable. Y no se rige por las leyes habituales. Toda esa fuerza centrípeta, dirige la Espiral a movimientos erráticos, imprevisibles e incalculables. Fuera de Control. En ese estado la Normalidad pierde todo su valor, las palabras se vacían de contenido. El Nuevo Orden se instaura rápidamente. También es cierto, que la Fuerza Imparable de la Espiral, suele ser de carácter volcánico y champanesco, extinguiendosé con la misma rapidez que surge. No es posible que la Espiral se expanda demasiado en el espacio y en el tiempo: o bien se mueren todos o bien se hartan. (La muerte es un asunto que cansa. Y mucho).
Espiral de Violencia vista desde El Espacio Exterior
Una de las Espirales más espléndidas jamás generadas, tuvo su epicentro en Colombia a lo largo del decenio comprendido entre mediados de los ochenta hasta mediados de los noventas, justo después de que el Etarra Miguelito enseñara a los Narcos a fabricar coches bombas llevando todo a un plano superior, multiplicando exponencialmente las posibilidades de mutilación y horror. La carnicería era continua y desquiciada. Pero el Dinero no dejaba de entrar. Así que la respuesta a la ecuación era sencilla: Más Madera!
En uno de esos movimiento imprevisibles y, si no fuera por el resultado tan doloroso para muchos, hermosos y llenos de plasticidad, la Espiral genero la alianza entre policía y ejército colombiano, con distintos organismos estadounidenses (FBI, DEA y CIA) con un variopinto grupo de hampones, delicuentes, descuartizadores y mafiosos de tres al cuarto, con un único objetivo: Matar a Pablo Escobar. La colaboración funciono y en 1993 el Patrón dejo de existir. Las alianzas se deshicieron, se miro para otro lado (exactamente igual que se hace después de un polvo mal echado).
Los hay que piensan que no era una mala idea
Los delicuentes, su grupo, se hacían llamar Los Pepes (Perseguidos Por Pablo Escobar).
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