"Como bajo un ajeno dictado, Rouget escribe con precipitación, cada vez con mayor precipitación, las palabras, las notas. Le ha sobrevenido un ímpetu que repercute en su alma estrecha y burguesa como ningún otro hasta ahora. Una exaltación, un entusiasmo que no son suyos, un poder mágico, concentrado en un único y explosivo segundo, arrastra al pobre diletante muy por encima de sus propios límites y, como un cohete, lo lanza - por un instante, luz y llama resplandeciente - hasta las estrellas. Durante una noche, al capitán Rouget de Lisle se le concede formar parte de los inmortales."
"Y es que - paradoja genial, como sólo las forja la Historia - el creador del himno de la Revolución no es ningún revolucionario. Al contrario, aquél que con su canto inmortal ha alentado la Revolución como nadie, querría contenerla con todas sus fuerzas. Cuando los marselleses y el populacho de París, con su canción en los labios, asaltan las Tullerías y deponen al rey, Rouget de Lisle esta ya harto de la Revolución. Se niega a prestar juramento a la República y prefiere abandonar el servicio antes que servir a los jacobinos. Para este hombre íntegro, la expresión "liberté chérie", la amada libertad de su himno, no es una frase vacía."
Momentos Estelares de la Humanidad
Stefan Zweig
Rouget de Lisle otro sufridor de las Bromitas del Destino!
(Dedicado a cierta francesita que se declara fan de la Historia y sus historias)
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