Después de leer Crezco dos factores me golpean, cual uno-dos, y me dejan al borde del k.o.
- El primero es la reaparición del Edaismo. Brooks tiene la edad de una gimnasta olímpica y tiene no-se-cuantos libros y premios. Y este, Crezco, es una delicia. Es Veloz y Ágil, se mueve con seguridad en el terreno de las metáforas y de la observación ciudadana, es divertido y hace reír. Tiene incluso una gran variedad de recursos estilísticos y de escritura (cercanos a las técnicas de monólogos de humor, con sus running-gags!) que hacen que su lectura sea recomendable si se busca intentar comprender o estar en la onda de las nuevas generaciones (al igual que se hizo con la lectura de Tao Lin, aunque en este caso el resultado es mucho mejor) Tal vez la excelente portada, as usual, sea un buen medidor para su compra: ese Verde no pega en todas las bibliotecas, ese verde no lo vemos en las manos de cualquiera.
Es muy aburrido ponerle un Diez siempre a las ediciones de Blackie Books
- La segunda es que este tipo de libros ya sabéis, los de Crecimiento, los de Viaje Interior y Maduración, los de la Juventud como Paraíso; que tienen lugar en la exaltación y el exceso, donde el Tiempo siempre alcanza para Mucho; estos libros llenos de bellos adolescentes, con preocupaciones vacuas, de sentimientos exaltados y relaciones feroces; donde la X y la Y son el Sexo y las Drogas, estos libros me hacen pensar en mi, ya lejana, adolescencia.
Y en lo poco que hice.
Y eso jode.
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