" - El niño se sabe celularmente un aristócrata, y, fiel a su origen, no tolera la idea de ser igual a los demás - les explicó, quitándose las gafas ¿para que fuera más notoria la lucecita inteligente que aparecía en sus pupilas al emitir un pronóstico?-. Prefiere ser réferi a jugador porque el que arbitra un partido es el que manda. ¿Creían ustedes que en ese rectángulo verde Joaquincito hace deporte? Error, error. Ejercita un ancestral apetito de dominación, de singularidad y jerarquía, que, sin duda, le corre por las venas. "
La tía Julia y el escribidor
Mario Vargas Llosa
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