Recuerdo perfectamente el día que vi el libro por primera vez en la (exigua) biblioteca familiar "El hombre que hizo llover Coca". Y aunque no lo leí hasta varios años más tarde, no podré decir que no fue brutal despertarme al otro día, debía ser el año 92 o 93, y ver toda la ciudad cubierta de ceniza blanca (algún volcán había entrado en erupción a algunos cientos de kilómetros).
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