- ¿De qué tamaño la tiene Alberto? - dijo María.
- Del mismo que su cuchillo.
- ¿Y de qué tamaño tiene su cuchillo? - dijo María.
- Así.
- No exageres - dije yo aunque más me hubiera valido cambiar de conversación. Para intentar remediar lo irremediable dije-: No hay cuchillos tan grandes. - Me sentí peor.
- Ay, mana, ¿y cómo éstas tan segura con eso del cuchillo? - dijo María.
- Tiene el cuchillo desde los quince años, se lo regaló una puta de Badojo, una ruca que ya se murió.
- ¿Pero tú le has medido la cosita con el cuchillo o hablas sólo a tientas?
- Un cuchillo tan grande es un estorbo - insistí yo.
- Se lo mide él, no necesito medírselo yo, a mí qué más me da, se lo mide él mismo y se lo mide a cada rato, una vez al día, lo menos, dice que para comprobar que no se le ha achicado.
- Del mismo que su cuchillo.
- ¿Y de qué tamaño tiene su cuchillo? - dijo María.
- Así.
- No exageres - dije yo aunque más me hubiera valido cambiar de conversación. Para intentar remediar lo irremediable dije-: No hay cuchillos tan grandes. - Me sentí peor.
- Ay, mana, ¿y cómo éstas tan segura con eso del cuchillo? - dijo María.
- Tiene el cuchillo desde los quince años, se lo regaló una puta de Badojo, una ruca que ya se murió.
- ¿Pero tú le has medido la cosita con el cuchillo o hablas sólo a tientas?
- Un cuchillo tan grande es un estorbo - insistí yo.
- Se lo mide él, no necesito medírselo yo, a mí qué más me da, se lo mide él mismo y se lo mide a cada rato, una vez al día, lo menos, dice que para comprobar que no se le ha achicado.
Roberto Bolaño
Los Detectives Salvajes
2 comentarios:
Super libro. Novela poética real y con humorismo
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