viernes, 12 de febrero de 2010

El Digno Arte de Patear Abuelas en la Cabeza

Cuando el 70 frenó, por culpa de una puerta abierta por un imprudente según sabría despues de boca del conductor del autobús, la señora perdío el equilibrio. Yo también perdí algo el equilibrio, no tanto como la señora, que tal vez por estar levantandosé, yo ya estaba de pie, cayó de espaldas. Aqui es donde me convertí en un héroe.
Poseído por unos reflejos que desconocía en mí, lance una patada que unida a mi inclinación hacia atrás, por efecto del frenazo, debío resultar de una plasticidad increíble. Al contrario de lo que el lector pueda creer, mi heroicidad no consiste en patear abuelas en la cabeza, ya que en el último momento la patada se convirtío en un control digno del mísmisimo Zidane, y mi talla 45 sirvió de almohadilla, acariciando el cardado de la abuela. Se levanto, y claro, me dio dos besos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

:-)
Es increible esa propiedad humana de a pesar de no tener ni guarra de jugar al futbol, saber matar la bola, arroparla como un colibrí, aunque sea de chilena, para evitar un estropicio de estos.
Hace poco tuve que patear en la cabeza a mi propio hijo.
Por no hablar de la cantidad de veces que este gesto técnico se ha repetido con alimentos, echando a perder mis botas de futbol amarillas.