El falso suicidio de Néstor Osvaldo Garcimendi no hizo más que aumentar, la ya gigantesca, aura de malditismo e inconformidad que gozaba desde los incidentes acontecidos durante y después de la exposición en la Tabacalera. La controversia no falto y rápidamente se formaron dos bandos: aquellos que vieron el tremendo valor y la claridad supina para llevar cabo tal performance* y aquellos que acusaron al artista de desconsiderado y cobarde.
Sea como fuera DJ NO o Nestoros o ArrabalUno o CuboGigante se fue como vivió: haciendo ruido y despertando a la comunidad de vecinos ya que son varios los que afirmaban haber escuchado el impacto. Lo que es seguro es que escucharon a Teresa Sánchez, vecina del primero, soltar un alarido (y eso que la ropa colgada en los tendederos, un total de veintitrés cuerdas reventó en su caída, cubría la mayor parte del cuerpo y había absorbido bastante sangre) cuando lo vio en el fondo del patio.
Para aquellos que todavía dudan de la versión de la policía no hay más que preguntarle a su compañero y gran amigo Santiago Nogal que todavía se indigna al escuchar la hipótesis del suicidio ya que es "metafísicamente imposible que Néstor se suicidase lanzándose a un patio interior. Iría en contra de todo por lo que lucho y sería una incoherencia en un artista tan integral".
*Que entre sus pertenencias se encontrase el controvertido libro "El happening definitivo" de L.F. Belso y la extraña desaparición de Ricardo Ortega ha mantenido viva la esperanza de los que creen en una obra genial y de momento incomprendida.
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