Por ese entonces mi experiencia en oficinas era nula. Ese fue mi primer trabajo de escritorio. Ya sabes, con horario de nueve a seis, máquina de café con precio reducido y tarjeta para entrar al edificio. El trabajo, por si alguno se pregunta, era maravilloso, sencillo, placentero y bien pagado. Iba camino a convertirme en un Triunfador. Fue por ese entonces, en ese tiempo de experiencia nula de oficina y de sueños de superación (estuve cerca de darme de alta en el Canal Plus, incluso!), cuando me aficione a The Office. Iría por su segunda temporada. Aquél documental extraño lleno de personajes aún más extraños me embobo. Vi y repetí capítulos, memorice diálogos, reproduje gags...
¿Quién me iba a decir, a mí un Joven e Inexperto Oficinista, que esos extraños personajes de la lejana Scranton no eran muy diferentes de los ocupantes de la primera planta de ese sitio que yo, criatura inocente, calificaba como mi segundo hogar? El jefe que-no-sé-sabía-bien-cual-era-su-trabajo, el jefe (otro más!) que roncaba a un volumen estratosférico, el alcohólico impenitente, el heavy skater y el heavy sin dientes, la eficiente trabajadora, el sobreviviente nato dispuesto a apuntarse cualquier tanto, los informáticos (para un libro tienen!). Y más, claro....
Terminan las aventuras de Dunder Mifflin con un aire a felicidad completa. Con la seguridad de que el mayor tesoro de norteamérica (el Papel, claro!) esta en buenas manos.
De los enloquecidos compañeros de Oficina me quedo con las enseñanzas que me dejo un patán, de aficiones aspiradas y cefaleas propicias para el escaqueo laboral. Por muchas ganas que tuviese de defecar en casa, aguantaba, regulaba su organismo, fibra y cosas de esas, para poder hacerlo en horario laboral. No hay más satisfacción que sentir que me pagan por cagar, decía. Curiosa manera de devolverles la jugada, no? Zen Laboral creo que es.
4 comentarios:
Supongo que habrás visto en mi blog que compartimos esa filia. Steve Carell es un genio absoluto, y para los que trabajamos en oficinas y vemos la serie, es tan perversa.
Hola Francesc, si lo vi...soy muy fan y todavía me parto recordando momentos ;) abrazo!!!
Es curioso como en las oficinas ninguno quiere hacerse cargo del personaje que lo representa grotescamente en la serie. Algunos han dejado de hablarme luego de indicarles ciertos parecidos.
Para mí, The Oficce debería ser de reproducción obligatoria en tods las oficinas, más que nada en las dependencias públicas.
Lindo texto.
Saludos!
La chocokrispitis !!
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