domingo, 14 de octubre de 2012

Lavanda

Y así un día, nos damos cuenta de que corremos de la lluvia. Escapamos de mojarnos. Evitamos el regaño materno. Prevenimos caer enfermos o estropear un buen jersey, unos zapatos demasiado nuevos, tal vez.
Corremos ridículamente intentando evitar el agua, con las manos tratando de frenar las gotas (con las manos, con las manos!!!), pegando saltitos, buscando con prisa las llaves para abrir el coche. Hacemos burrr o cosas parecidas con la boca, nos sacudimos el agua y aprovechamos para peinarnos, claro. 


Las llaves en el contacto y las luces que iluminan el parking de la gasolinera. La ves recortada en la oscuridad, pisando todos los charcos. Incluso te parece ver como levanta la cara para recibir más agua, como se recrea y desaparece. No la ves más. Te dan ganas de gritar vamos, de tocar el claxon. Piensas en todas esas películas de terror que has visto. Necesitas que aparezca. 


La puerta que se abre. Buscas sus labios. Su pelo mojado se enreda en tu barba. Y se separa, sonriendo, para ponerte la mano en la nariz. Lavanda. Y vuelve a sonreír con la cara mojada y un poco de agua acumulada en los huecos claviculares mientras anuda el ramo a tu retrovisor. Y no queda más remedio que preguntarme por qué corro cuando llueve.  

3 comentarios:

Le.chatnoir dijo...

Que casualidad!! ayer estuve recogiendo lavanda para hacer "saquitos".
¿Por qué corremos? pues porque en el fondo somos tontos del culo! :)

Besos.

Francesc Bon dijo...

Como todo: nos gusta mojarnos un ratito, pero ya estar chopos hasta los pies nos resulta molesto. La raza humana es la raza de la tibieza y la moderación. Nos pensamos que es mejor moverse lentamente, pero al final estamos parados.

Azul Sanchez dijo...

Chatnoir: yo he entrado de lleno en el mundo de la Lavanda ;)

Francesc: como dices tú: no hay que quedarse quieto...una vez vi en un programa de cazadores de mitos que corriendo una se mojaba más que si se quedaba quieto, que es lo contrario que se piensa

Abrazos!