Mi primer despido fue a manos de un peruano revenido, de cabeza platino y diente de oro que asomaba amenzante al sonreir. Celoso o envidioso de mí (¿?). No me molesto.
Mi segundo despido fue a manos de un empleado oscuro y triste de una empresa que acababa de comprar la empresa en la que trabajaba y me despidieron porque era el más barato de despedir. No me molesto.
Mi tercer de despido fue generalizado. Cerraron la empresa los franceses. No me molesto. (Aunque algo triste si que me quedo).
Nota: el video que debía acompañar esta entrada es uno de un grupo de Punk bastante perro y chatarrero que responde al nombre de Larsen y que tuvo un (digamos) éxito con la canción "Malditos Franceses". Pero al estar en una biblioteca pública, no tengo acceso a Youtube, así que ni siquiera sé si existe algún vídeo, ripeado o lo que sea.