sábado, 10 de abril de 2010

Fui

Pero es que acaso no sabe que día es hoy, fue la pregunta con la que me abofeteo. Tarde en responder, no por no saber que era miércoles, sino por la sorpresa, por la prisa, por el nerviosismo con que me interrogaba. No! el día, me solto casi gritando. Eso si que no lo sabía. Ni idea, dije mientras levantaba los brazos. Cinco de Abril, me dijo, cinco, repitió y espero a mi reacción. Probablemente me quede callado, subí los hombros, estire la cara, no hice nada. Tenemos que buscarla, fue lo que escuche mientras me esforzaba en alcanzarlo.




Yo tenía una amiga que era japonesa. Lo correcto es decir que yo tenía una amiga que es japonesa. Lo correcto es decir: yo tengo una amiga que es japonesa. En los últimos diez años nos hemos visto durante dos horas pero eso no importa. Nos reímos recordando el día que tuvimos que buscarla, a instancias de su madre, porque se cumplía un año de la muerte de Kurt Cobain y su okasan temía esa locura tan típica de los japoneses, que es suicidarse, que hiciera un harakiri amoroso-musical-adolescente.

Fuimos a las casas de otros amigos, corrimos al parque, intentamos adivinar lo que haría, vagamos por las calles cada vez más preocupados. La noche cae con rapidez en la ciudad corrupta y los parques invitan al delito. La oscuridad crece a gran velocidad y las sombras buscan, afanosas y ávidas, todos los rincones creando un manto de impunidad. Y la japonesita no aparece, nos deciamos los unos a los otros, como si repetirnos lo que ya sabíamos nos sirviera de algo. Volvamos al parque de la iglesia, debió decir alguien. Y para alla nos fuimos.


Nos vemos en Sol a las 17:30 fue lo que convenimos. Despúes, siempre despúes es cuando se piensa, pensé que tal vez, que seguramente, diez años, diez, harían imposible un encuentro. Diez años sin verse. Yo he cambiado por tanto ella habrá cambiado, pensé, mientras el sol me arañaba la cara y los sudores bajaban veloces por mi costado. Entonces la vi. A lo lejos, caminando, de la mano de un hombre, con gafas de sol, con el pelo largo, mayor y diferente. Que grande estás, fue su saludo junto a una inmensa sonrisa.

En el parque de la Iglesia la oscuridad era menos peligrosa, no porque los ladrones fueran temerosos de Dios, si no porque había un comercio, un supermercado abierto hasta las nueve. Sus pálidas luces de neón daban alergía a los hampones. Entonces la vimos. Su pelo corto, aunque no demasiado, de colores, rojo o amarillo o cobre o todos. Un vestido negro corto dejaba al aire sus delgadas piernas. Tirada en el suelo, caída por propia voluntad, como un niño pequeño que rueda por la ladera de la montaña. No recuerdo que dijo, a lo mejor nada, pero en su sonrisa, inmensa, se adivinaban los efectos del vino dulzón.



Fuimos jóvenes y bellos y también felices. Invencibles e incorruptos. Paseamos, corrimos y buscamos. Bailamos, bailamos y bailamos hasta que nuestro sudor se condensaba en el techo y nos volvía a caer encima. Todo eso fui. Fuimos. Nos dijimos todo eso.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

MUY bonito, y muy bueno lo de las fotos.

Anónimo dijo...

Aaaahhhh.... (suspiro) Yo tambien fuí.

Azul Sanchez dijo...

Gracias Recopetin! por mi lo del recopilatorio sigue en pies...y lo de vernos en Femi Kuti esta en un veremos....mi mail es azulsanchez22@hotmail.com...Abrazos!

Anónimo dijo...

wtf