La corriente, o mejor, los corrientazos fueron subiendo de intensidad. De la simple anécdota al cosquilleo. Guau o alguna expresión de ese tipo soltaron. Se preguntaron mutuamente si lo habías sentido. Se sonrieron y siguieron por el pasillo, mirando ofertas, escuchando la megafonía.
En el pasillo de los lácteos el corrientazo ya fue fuerte. De los de quitar la mano y encogerse el estómago. La razón los llevo a buscar Una Explicación. Consensuaron que se debía a una combinación del calzado y el material del suelo.
Las visitas al supermercado no eran muy habituales así que el asunto se olvidaba. Hasta el siguiente espasmo. Y entonces volvían a especular sobre las posibles causas. Y asi como las respuestas eran cada vez más disparatadas las descargas subían de voltaje.
Pasaron los días de compra (meses en vuestro calendario, lectores, meses) y las teorías se acabaron. Los calambres electrificados eran violentos. Y sin embargo no se soltaron de la mano. Caminaron juntos cantando la canción del super. Buscando ofertas.