jueves, 21 de junio de 2012

Ucronía

*Ayer me contaron una historia que me hizo pensar en otra historia, así que,

La mano tenía una mayor firmeza sobre su espalda. No había malicia, no había lujuria, solo una fuerza especial, como un calor sanador (una Determinación Magnética diría yo mismo cuando me contaron la historia.) Y mientras giraban, perfectamente sincronizados, al compás de la música, él se lo pregunto. Claro que se lo pregunto como quién no quiere, en ese tono de mentira verdadera, de broma seria. Bueno, y es que podría ser una Broma, acaso la mayor de todos los tiempos. Pero no, ni su mirada ni su mano (y esa fuerza especial que irradiaba: magnética, volví a pensar) la hicieron dudar por un momento. Sin embargo dejo pasar unos segundos. Él, repitió ¿qué me dirías si te pregunto que si te quieres casar conmigo? y ella siguió bailando, disfrutando del momento. Pensó en los veinte días que le quedaban para casarse y en los más de mil invitados confirmados. Ya asomaba el final de la canción cuando ella le respondió, si lo quieres saber tendrás que preguntármelo...

Instantánea del momento preciso de los acontecimientos

 .... debían ser las navidades del año 93 o del año 94 cuando desde un coche con la música a todo volumen, comenzaron a gritar. Las distintas voces, masculinas todas, se turnaban (probablemente por el esfuerzo sobrehumano que significaba emitir semejantes alaridos) para vociferar, alternando nombres de mis tíos con los de mis tías. No paso mucho tiempo, hasta que desde dentro alguien se dio cuenta que nuestra casa era la responsable del Bochinche Callejero. Y salieron todos hacia la puerta, felices con la llegada de los Hermanos, que venían "visitarnos por Navidad", como informo uno nada más entrar en la sala.
Los Hermanos, como supondrá el lector, llegaron bastante borrachos, a repartir besos y abrazos, con la camisa por fuera del pantalón, los ojos acuosos y un despeluque tremendo. ("Con arrugas de varios días", escuche días después cuando recontaron la historia). Aquél espectáculo magnífico, el de La Borrachera de los Adultos, nos era revelado por primera vez a mí y a mis primos, que asistíamos extasiados a actitudes hasta ese día desconocidas (profusión de abrazos, sudores excesivos, descordinación manifiesta, tendencia al grito y al aplauso mientras se baila y como colofón: al chiflido trompetero) que abrieron un mundo entero de posibilidades en nuestras, aún tiernas y reblandecidas, mentes.
Pasado un rato nos presentaron, "a la juventud" dijo otro Hermano. Nombre y nombre de los padres. Correspondientes exclamaciones de asombro ante el paso del tiempo y anotaciones referentes a nuestra excelente alimentación, perfecto estado dental, ausencia de ácne o taras manifiestas. Por un momento creí desfallecer ante la posibilidad de ser besado, como le sucedió a dos primos menores que yo. Creo que mi talla y un incipiente bozo desaconsejaron de tal acción. Al final todo se soluciono con un brutal y machisimo apreton de manos.
Antes de irse "porque los estaban esperando en una fiesta" (asombro generalizado y alarma por parte de mi abuela al imaginar la posibilidad de consumir todavía más alcohol) se despidieron. Acto que debió tardar una media hora llena de promesas de llamadas y de reproches por dejadez, amenazas cariñosas y amenazas serias de quedarse a cenar si los invitaban (alarma generalizada otra vez). Y fue entonces cuando, el pequeño de los hermanos (por tamaño, digo) me dijo en tono confidente, yo podría haber sido su papa, y remato la frase con un guiño de ojo. Me quede un buen rato pensando en la posibilidad de haber sido un pequeño y bigotudo borrachín en vez del espectacular espécimen que soy (séptimo hombre más alto de Colombia, ojo!)....

Retrato Robot de uno de los Hermanos

 ... la respuesta no pudo ser otra, solo la que la llevaba más de diez años esperando salir por su boca. Muchos años casados, hijos y nietos. Felicidad. (La historia del hombre que se quedo a las puertas del compromiso, con la tarta pagada, no la contaremos, no toca).

ucronía.
1. f. cult. Reconstrucción lógica, aplicada a la historia, dando por supuestos acontecimientos no sucedidos, pero que habrían podido suceder.

(Oiga que de vez en cuando hay que contar historias Bonitas)

1 comentario:

Francesc Bon dijo...

Como padre de dos de 14 y 11, agradezco que la ucronía sea un mero juego, pues no me gustaría pedirle a mis hijos que se alejasen de alguien como yo era, por ejemplo, a los 17.