jueves, 31 de mayo de 2012

La Anguila

La Histeria se apodero del Mundo. Estaba claro que el Planeta no iba a explotar ni desaparecer. Pero algunos desconfiabamos ("y si...") y otros lo esperaban con impaciencia. Todos los discos pasaron a titularse "Las 100 mejores ______ del Milenio" y los libros se llenaron de miles de listas para hacer Antes de Morir. El Efecto Y2K iba a precipitar la venida del futuro de los Terminators. El Milenarismo iba a llegar arrasando y la ira de los dioses nos abofetaría como una señorita de película en blanco y negro justo antes de ser besada. 

Como algunos sabréis el Mundo no se acabo con la llegada del Nuevo Milenio. Y para celebrarlo nos lanzamos, en una inmersión asesina y colérica, hacia el Hermanamiento de la Humanidad.

Y entonces aparece La Anguila como víctima propiciatoria. 

Nadie le aviso: debajo del agua no se puede respirar

Durante casi dos minutos Eric Moussambani lucho con todas sus fuerzas contra la trampa mortal que El Comité Olímpico le había tendido. En un ataque de sadismo extremo,  el plan inicial consistía en ver como se ahogaban tres pero el caprichoso azar dejo solo a La Anguila ante una multitud enfervorizada que se dejaba la piel de las manos aplaudiendo y jaleando, ansiosas por ver, como se Hundía el Sueño Africano.


Eric Moussambani cumple hoy 34 años. Sigue teniendo el record de los 100 metros libres de Guinea, en donde transmite sus enseñanazas (el No Morir Ahogado) a los jóvenes. 
Ídolo y Referente

miércoles, 30 de mayo de 2012

Indestructible

(Nota Previa: pido disculpas de antemano por la intromisión de Política en este sacro-santo espacio)

El señor Burns se va a hacer un chequeo médico. Resulta que tiene todas las enfermedades. El médico le explica que gracias la "Síndrome de los Tres Chiflados" no desarrolla ninguna de las tres enfermedades, porque todas lo atacan al mismo tiempo. El señor Burns, siguiendo una lógica aplastante, llega a la conclusión de que es Indestructible.


Si por algún casual tú dices que en un político ha robado, rápidamente te contestarán que otro robo Aún Más.
Si dices que en tal Caja de ahorros han desaparecido miles de millones, rápidamente te contestarán que en otra Caja han robado Aún Más.
Si dices que algún trabajador de algún órgano público ha desviado dinero público, ha actuado de manera ilegal o sencillamente es un incompetente, rápidamente te contestarán que otro lo ha hecho Aún Más.
Y asi...

Aún Más como Antídoto.
Aún Más como Mantra Protector.
Aún Más como Chaleco Antibalas.
Aún Más como Vacuna Sintética.
Aún Más como Medio para alcanzar la Verdad.
Aún Más como Justificante.
Aún Más como Monarquía Parlamentaria.

No es de extrañar que nuestros políticos se crean Indestructibles.


jueves, 17 de mayo de 2012

Falta de Actividad

De repente, en medio de la caña (la mía, ella café), me reprendió por mi falta "de actividad". Pensé en argumentar, en explicarme, en fabular. Pero por no contradecirla, y que gano yo con la pelea, pensé, no hice nada. No "realice actividad alguna" (excepto dar un trago largo, concentrado).

Ella ya estaba supliendo mi falta de actividad con airadas protestas, especulaciones y tics nerviosos, que llenaban el café de ruido y de paso movían su café en círculos concéntricos. Se había instalado en un bucle de retroalimentación argumentaria muy peligroso así que me vi obligado a salir de mi inactividad, decidí contarle la Historia de Paranoico Pérez:

Y así la conté:

"- leí la historia de Paranoico Pérez en un libro, que a su vez leí hasta desencuadernarlo.
- ¿qué? - me apunto el primer tanto: ella no esperaba nada. Llevo ventaja, debo luchar por conservarla. Sigo.
- Bartlebly y Compañía, de Vila-Matas - lo digo vocalizando mucho, como si ella me tuviera que leer los labios.
- ...- solo levanta las cejas.
Es evidente que no sabe quién Vila-Matas y no sabe quién es Bartleby. Yo ya lo sabía, que ella no lo sabía. Por algún motivo estas situaciones, donde yo hablo de "cosas" la exasperan. Así que procuro llegar a estas situaciones lo más rápido posible. Factor sorpresa.
- Para resumir, el problema de Paranoico Pérez es que el Puto Saramago - aquí me detengo un poco solo para regodearme, ya que sé que ella tampoco sabe quién es Saramago - se le adelanta y escribe antes que él las novelas - remato mientras separo las manos y las coloco con las palmas hacia arriba y subo las cejas. Subo mucho las cejas. 
- ... - sigue sin decir nada.
Ahora lo que le molesta es mi actividad. Sus nudillos blancos la delatan. Leo en las arrugas de su frente que le apetece romper el plato del café y con el filo desportillado rajarme la cara a la altura del ojo. Como la portada de del disco de Bowie. Hacerme un Bowie. Fantaseo durante unos segundos con la posibilidad de explicarle todo esto: el plato, la porcelana filosa, el corte, la sangre, hacerme un Bowie. Pero fantaseo aún más: ella no sabe quién es Bowie! Sigo pues con Paranoico.
- O sea el problema, es que a Paranoico Pérez se le ocurren las ideas. Pero se da cuenta de que ya están llevadas a cabo, de que otro ya las escribió. Terrible, ¿no? - le pregunto sin esperar respuesta - y encima, por si esto no fuera ya suficiente, el otro gana plata, recibe premios - esto ya lo digo llevándome las manos a la cabeza como poseído por un ataque de piojos. 
Parecía derrotada por mi ataque relámpago pero va y dice
- ¿y?-
- ... - Decido callar. Vuelvo a mi habitual Falta de Actividad. 



(Bebí con una calma furiosa, amparado en el pretexto del repentino sol primaveral, pensando en todos esos libros que me han robado, que han escrito otros por mí)

lunes, 7 de mayo de 2012

La Famosa Anécdota

Voy a contarla

"Bien es cierto, que no ayudo mucho que yo tuviese un cinturón lleno de sangre en la mano. Tampoco, que ni el cinturón ni la sangre fueran mías. Bueno, si nos ponemos estrictos, tampoco actuó en nuestro beneficio, que yo fuese el portavoz ante la policía. Y ¿qué decir de mis primeras palabras? pues que tampoco ayudaron. "Tranquilos, que ya lo hemos llevado al hospital". La sorpresa en la cara y la mano a la pistola, hicieron que me diera cuenta de que la suma de todos estos detalles nos condenaba de antemano. El policía, que sudaba a chorros gracias a la triple conjunción: verano, gordura y nervios, grito "quietos y fuera del coche". Ante la imposibilidad de cumplir los dos deseos del Orondo Agente decidimos quedarnos quietos.

Pero antes:

Nos encontrábamos en un oscuro y humeante bar: apuñalandonos el hígado con destilados, urdiendo planes de dominación mundial en el largo plazo y en el corto mucho más sicalípticos. Me voy, dijo y nos guiño el ojo, con la malicia habitual de un gañán a punto de consumar. Diez minutos después: llamada de urgencia. Cuando llegamos estaba sentado en la acera. Sangraba muchísimo. Su novia estaba pálida, o eso me pareció al verla a la luz de la luna, en una extraña metáfora poética que todavía no he sabido explicar. Llegaron unos policías viejos y desganados. Se explico lo mejor que los nervios, por ver que el charco rojo a sus pies no paraba de crecer, lo dejaban: atraco, carrera, pelea, dominicanos, navaja, sangre. Los policías se limitaron a llamar a una ambulancia (ambulancia que Se Perdió de camino al Hospital: Sucedió.) El Hombre Croqueta y J salieron "a perseguir" a los atracadores.Volvieron a los dos minutos. Nada, dijeron.



Volvemos:

Tranquilo, yo vivo aquí. En este portal - volví a la carga. El otro policía, parapetado tras la puerta del coche, esperando al parecer una ráfaga mortal, solo gritaba ¿de qué banda?¿de qué banda sois?. Esta actitud hizo efecto en su compañero que ya termino de desenfundar y totalmente empapado, nos comenzo a gritar: contra la pared, contra la pared. Cosa que hicimos con una tranquilidad pasmosa, como si fuese algo habitual, lo que ya termino de desquiciar a los servidores públicos. Influenciados por Hollywood nos pusimos cara a la pared, con las piernas separadas y las manos en alto, las palmas tocando el frío del ladrillo. Deneis, grito el que parecía de las fuerzas especiales. Luego repitió un poco más tranquilo, de-ene-is. Y daos la vuelta coño, remató.
Tras aclarar el malentendido de las direcciones, ya que ninguno tenía la correcta en el documento y tras el típico interrogatorio acerca de amigos apuñaldos, parecía mucho más relajado, aliviado por no tener que decidir entre su vida o la nuestra. Hasta que el otro, el sudoroso, pidió al Hombre Croqueta que abriese el maletero. En el interior, un reproductor de dvd y una máscara de Scream, desataron una locura de luces rojas y azules, sirenas estridentes, un salto hacia atrás digno de récord mundial y gritos de los hemos pilla'o macho, los hemos pilla'o macho, además de códigos numéricos transmitidos precipitadamente por radiofrecuencia, que hicieron despertar a toda la vecindad.
Tardamos unos tres cuartos de hora en explicarles, con nuestro perfecto acento suramericano,  que no éramos una peligrosísima banda de albano-kosovares y que no nos dedicábamos a desmantelar chalets en la Moraleja. Poco a poco los numerosos refuerzos fueron dejando La Escena del Crimen. Y las luces de mi edificio se apagaron de una en una, siguiendo un extraño orden, superior, como si fuese una instalación de un museo de arte moderno.

Antes:
Estábamos sentados en el coche. Hablando con la franqueza que otorga el aleteo de la muerte y la seguridad de la vida. De lo mucho que cambia todo en un instante. Y que ese puto calor lo vuelve a uno loco"

Mr Blu, 
Madrid 2012

sábado, 5 de mayo de 2012

Tiro a Tabla

De repente miro a atras y me doy cuenta que muchos, muchos, muchos de mis mejores momentos (sabes: plenitud, invencibilidad, sudor, animalidad), muchos de esos momentos, Momentos Estelares de mi existencia, imborrables, firmes como una puta firma en cemento fresco, son rodeados de hombres. Hombres sudorosos. Hombres que cantaban o gritaban como si la vida les fuera en ello. Y yo, yo entre ellos, siendo parte de la manada, gritando como el que más, sudando, sudando como el que más.

Ah! que feliz fui! (y lo soy, no se crean)

Andaríamos por los dieciséis años cuando nos colábamos en un bar llamado Kaliman. 
Ah! que locura. Como bailábamos! (si amigos, si, podía saltar durante dos horas) 

Teníamos nuestras canciones:
Jump Around de House of Pain
Sure Shot de los Beastie Boys

Sure Shot! 
Teníamos una amiga que tenía el disco. Que antigua suena esa frase. Pasábamos horas escuchándolo. Y horas y horas intentando, frase a frase, vocablo a vocablo, aprendiéndonos la letra. Y cuando la ponían, cuando la ponían éramos los reyes. Y nos poníamos en círculo, abrazados, sin importar el sudor del otro, con las manos resbalando por los hombros, por los brazos. You can't, you won't and you don't stop y nos buscábamos.
Una noche, en medio de La Canción, en medio Del Momento, de La Coreografía, cuando guardábamos los turnos, los ritmos, las frases, la pronunciación, el acento, en medio de ese momento, apareció un tipo, un elemento que de verlo en otro momento no hubiésemos tenido duda de haber sido atracados por él, cantando, cantando a todo pulmón, cantando por encima de la música, por encima: más alto que los altavoces, cantado e inventándose la canción: rapeando, gritando y diciendo cosas como "me gusta el pan, me gusta el arroz, me gusta el salchichón" perfectamente sincronizado con los beats, con los golpes. Adivinamos la felicidad abrazándonos al desconocido, cantando con él. 

No, no nos equivocamos. 
(Ah! que feliz fui!)

a
Beastie Boys
Sure Shot

(Descansa en Paz, amigo)